miércoles, 3 de febrero de 2010

CLAVES PARA COMPRENDER UNA CRISIS

Por Rubén Telechea
Contador y docente de la UNLZ

¿En qué consiste el Fondo del Bicentenario?
Una de las críticas que este gobierno recibió desde 2008 y durante todo el año pasado era que no iba a poder pagar la deuda externa que vencía en 2009 y 2010. La de 2009 se pagó sin problemas y para dar certeza a los acreedores de que también iban a cobrar la de 2010, idearon este Fondo del Bicentenario, consistente en que una parte de las reservas (6.500 millones de dólares sobre 48.000 que es el total) queden depositadas en una cuenta de garantía que solo se usará para el caso de que no se pueda pagar con recursos habituales.

¿El Fondo se asignará necesariamente al pago?
No necesariamente. Esa parte de las reservas no se destinan directamente al pago, sino que quedan en garantía. Si llegara a hacer falta, se usará.

¿Cuál es el objetivo del gobierno al constituir el Fondo?
Cono ya se ha dicho, pretende dar certeza a los mercados de que Argentina va a pagar su deuda de este año y lo más importante es que como el gobierno (y las empresas) tiene previsto a salir a tomar créditos del exterior, las tasas serán mucho más bajas. Es obvio, si el deudor es más confiable la tasa es menor.

¿Por qué se opuso Redrado?
Redrado manifestó que se opuso porque consideraba que afectar las reservas era riesgoso para el país. Entonces se plantó ante el pedido del Poder Ejecutivo basándose en que el Banco Central es autónomo. Parecería que en realidad está especulando políticamente, porque le quedan ocho meses de mandato y posiblemente piense que para su futuro lo mejor es no quedar asociado al kirchnerismo, algo imposible luego de ser funcionario de esta gestión durante casi siete años. De no ser así, resulta difícil de comprender cómo la misma medida tomada anteriormente (por ejemplo el pago de 9.500 millones de dólares al FMI cuando había 28.000 de reservas) no sólo fue avalada por él sino también diseñada e implementada.

¿Qué hizo la oposición?
Inmediatamente toda la oposición salió a oponerse a lo actuado por el gobierno. Pero vale la pena dividirla en dos grupos.
Por un lado están quienes siempre han dicho que no hay que pagar la deuda, como Zamora, Pino Solanas o Mario Cafiero. En función de ello, en esta situación dicen que no hay que constituir el Fondo. Son coherentes, pero considero si se quiere permanecer dentro del mundo, hay que honrar las deudas. La oportunidad de repudiarla ya pasó. Fue hace 25 años durante el gobierno de Alfonsín, quien dijo que se debía investigar el origen de la deuda para diferenciar la legítima de la ilegítima, cosa que no pudo (o no quiso) determinar. Hoy ésa ya es una discusión totalmente fuera de tiempo.
El resto de la oposición (UCR, PRO, peronismo disidente, Cobos, Carrió) hace una crítica que es pura especulación política: algunos declamando que el gobierno no debe pagar la deuda como una cuestión de principismo (cuando nunca antes lo habían dicho), la mayoría diciendo que el gobierno debe pagar con su presupuesto y no con reservas. Y ésta es la cuestión de fondo. Si obligan al gobierno a pagar con el presupuesto, con ese dinero deberá dejar de hacer obras u otros gastos e inversiones. Y eso es lo que quieren, que el gobierno no pueda hacer nada hasta el 2011.

¿Por qué bajan los mercados?
Al revés de lo que nos están queriendo hacer creer, los mercados no bajan por el problema institucional que se ha generado. Bajan porque los inversores quieren que se establezca el Fondo ya que de esa manera se aseguran cobrar la deuda de este año. Y ahora eso está en duda. Recién en segunda instancia aparece el problema institucional.



¿Puede el Poder Ejecutivo obligar al presidente del Banco Central a constituir el Fondo? ¿Puede removerlo del cargo?
Evidentemente es una cuestión muy discutible. Esa será tarea de los juristas, que como siempre dirán que una mitad de la biblioteca está de un lado y la otra mitad del otro. Pero lo que esta crisis deja en claro es que hay que terminar con la autonomía del Banco Central. No se puede pensar que una entidad de este tipo pueda estar por encima de lo que decida un presidente. Con esta gestión o con cualquiera que venga en el futuro, no puede ser que cuestiones tan importantes como la cantidad de dinero que circula o la cotización del dólar puedan ser fijadas en contra de las políticas implementadas por un gobierno. No se puede concebir que la autoridad monetaria no acompañe los lineamientos de política económica de un gobierno.
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